Estupefacto miraba desde el pasillo. No podía creer lo que veía, cuando, con un grito iracundo ella le ordeno:
-¡calla y arregla de una vez el water, que gotea!
de mala gana y con hastío casi le susurró:
-esta bien, pero la próxima vez no los desnuques contra el inodoro.
P. Mon Moroag
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